El cepillado de dientes
Efectuar el cepillado de dientes de forma correcta no solo es imprescindible para lograr la máxima eficacia de la operación de limpieza bucodental, sino también para evitar dos problemas que se presentan frecuentemente: las encías retraídas y el desgaste o deterioro del esmalte dental.
Estos problemas pueden desencadenarse o acelerarse como consecuencia de unos hábitos incorrectos de cepillado dental, por lo que a continuación facilitamos un decálogo de higiene dental doméstica, elaborado por un higienista titulado de nuestra clínica dental en Arrasate.
- Lo primero que debemos tener en cuenta es que no es preciso realizar un cepillado enérgico para lograr buenos resultados. Al contrario, el cepillado ha de efectuarse suavemente. Más adelante explicaremos por qué.
- El movimiento nunca ha de ser horizontal, sino circular o de arriba hacia abajo y viceversa. De esta forma, lograremos que el cepillo extraiga la placa bacteriana depositada entre dientes y encías.
- No deben dejarse sin cepillar las caras interiores de las piezas dentales. Aunque resulte un poco más complicado, procederemos igual que cuando cepillamos las partes visibles.
- Para que el cepillado sea eficaz, se estima que el proceso no debe durar menos de dos minutos.
- Respecto al tipo de cepillo dental, es indiferente usar un cepillo eléctrico o manual. Ambos son eficaces si el cepillado se hace con minuciosidad. Dado que las cerdas de los cepillos eléctricos disponen de movimientos vibratorios o rotativos, hay que ser cuidadoso a la hora de usarlos: la presión ejercida ha de ser mínima.
- Elegiremos siempre un cepillo de cerdas blandas. En el caso de manchas por tabaquismo, puede utilizarse un cepillo de dureza media, sin excederse en la presión del cepillado. Los cepillos duros no son recomendables en absoluto.
- Evitaremos las pastas blanqueadoras. Todas ellas contienen agentes abrasivos perjudiciales para el esmalte dental. Si necesitamos blanquear los dientes o eliminar manchas, la opción segura es consultar los servicios de un higienista dental o de un odontólogo.
- Deben cepillarse los dientes tras cada comida principal y es muy recomendable hacerlo tras la ingestión de dulces o bebidas azucaradas.
- Tras el cepillado, nos enjuagaremos la boca con un colutorio antibacteriano durante el tiempo especificado en el envase del producto.
- Finalmente, pasaremos un hilo o seda dental entre los espacios situados entre los dientes. Procuraremos que el hilo o seda penetre suavemente en la encía y friccionaremos suavemente el esmalte de los espacios interdentales.
Esta última operación ha de realizarse una vez al día como mínimo. Si solo pasamos el hilo o seda dental una vez, lo haremos tras la última comida del día. Además, es recomendable, aunque no imprescindible, utilizar un irrigador dental una o dos veces por semana.
Excesiva presión perjudica tus encías
Seguramente muchos lectores se hayan sorprendido al leer que ejercer presión durante el cepillado no produce ningún beneficio.
No obstante, más se sorprenderán al saber que una presión excesiva solo puede acarrear perjuicios para los dientes y encías. Ciertamente, la presión ejercida puede ayudar a combatir las manchas, pero no compensa hacerlo porque esa práctica es absolutamente letal para las encías.
En personas cuya salud bucodental es perfecta, el solo hecho de cepillarse los dientes con fuerza o usando un cepillo duro puede suponer que, a medio plazo, se produzca la retracción de la encía; las encías retraídas son la puerta de entrada perfecta para que aparezcan enfermedades de origen bacteriano en ellas, como la gingivitis y la temida periodontitis o piorrea.
Si se trata de un paciente que ya tiene gingivitis, el cepillado enérgico provocará más irritación gingival o sangrado, además de facilitar la evolución de la gingivitis a periodontitis.
Y si hablamos de una persona con periodontitis, los fuertes cepillados y los cepillos duros agravarán el proceso de retracción de las encías que esa enfermedad causa, y con el riesgo añadido de que se produzcan fácilmente infecciones en las mismas.
Desgaste del esmalte dental
El otro problema añadido de un cepillado inadecuado y realizado con cepillos de excesiva dureza es el posible deterioro del esmalte dental, algo que favorece la coloración amarillenta de la dentadura, las manchas en los dientes y la aparición de caries.
Esto es mucho más fácil que ocurra si, además, usamos pastas abrasivas o sustancias blanqueantes caseras, como el bicarbonato, el limón, el vinagre o el agua oxigenada.
Pero ¿cómo podemos saber si tenemos deteriorado el esmalte o estamos comenzando a sufrir una incipiente retracción de las encías?
El diagnóstico definitivo debe ser realizado por los profesionales de un centro odontológico; sin embargo, una pista indicativa que puede hacernos pensar que existe retracción leve en las encías o desgaste del esmalte es la presencia de alguno de estos dos síntomas identificativos:
- La aparición de problemas de sensibilidad dental.
- La coloración excesivamente amarillenta de los dientes con el esmalte deteriorado o de las partes de las piezas dentales que deberían estar cubiertas por la encía.
Por lo tanto, si experimentas uno o ambos síntomas, no dejes que el tiempo pase y solicita una cita a tu dentista de Donostia sin compromiso o, si lo prefieres, a tu dentista en Arrasate. En cualquiera de nuestras dos clínicas dentales, en Donostia y Arrasate, disponemos de odontólogos altamente especializados en el diagnóstico y tratamiento de los problemas de deterioro del esmalte y de encías retraídas.